– ¿Estás seguro de que era un duende?
– ¡Que sí!
– ¿Y era doble que yo?
– ¿Cuántas veces más te lo tengo que decir? –gruñó Alf.
– Disculpa, pero me parece muy extraño –dijo Cascabel poniéndose muy tieso. El cerrillo era puro sonido con los tintineos producidos por el duende que brincaba alrededor del podenco. Leer más